Veinticinco años antes de que Bram Stoker diera al mundo al vampiro más famoso de todos los tiempos, otro irlandés, Joseph Sheridan Le Fanu (1814-1873), que llevaba más de catorce años aislado en su casa de campo luego de la muerte de su esposa, entre sus estudios esotéricos, místicos y psiquiátricos y los relatos de fantasmas que lo harían famoso, escribió y publicó este relato vampírico sumamente sutil y perturbador, que excedía los límites de lo que hasta ese momento se había escrito. Lisa y llanamente, daba a luz al primer vampiro verdaderamente inmortal de la literatura.

Es a partir de Carmilla que el vampiro pasará a ser el protagonista, quien dará nombre a la historia que se cuenta, el centro sobre el que girarán todos los relatos, como también ocurrirá con Drácula. Todos hablarán, todos tendrán sus versiones del monstruo, pero el que nunca hablará será el monstruo, y en su silencio limítrofe comenzará el reinado de su misterio inefable.