Desde que se anunció la publicación de la autobiografía de Woody Allen, "A propósito de nada" se convirtió, ya para el futuro, en uno de los títulos imprescindibles, de cabecera, de la bibliografía cinematográfica: la vida, relatada por él mismo, de uno de los cineastas norteamericanos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, muchas veces considerado como un genio. Aquí Allen se ve obligado a utilizar casi un tercio del contenido en defenderse vehemente, y de forma pormenorizada, de la acusación popular de abuso sexual que ha enturbiado su existencia durante los últimos treinta años, por más que la investigación policial ya decretara en su momento la inocencia del cineasta. Especialmente regocijante para él (y para el lector interesado en la época) se presenta su crónica del Nueva York de los cuarenta y cincuenta, el deambular por Manhattan, la reivindicación, frente a la realidad, de la fantasía proporcionada por el cine clásico, la devoción por bellas melodías de una elegancia perdida y por espectáculos que jamás volverán. El texto rebosa de referencias culturales locales y añejas y, por ello, eso sí, habría sido útil un mayor número de notas del traductor que enriquecieran la lectura de la edición en español. Más allá del orden cronológico de los hechos biográficos -su experiencia como guionista televisivo, monologuista y por último director de cine (con un breve repaso a cada uno de sus filmes, incluido "Rifkin's Festival", todavía por estrenar)-, Allen se permite la libertad de incluir digresiones propias de quien no le importa la ortodoxia. Por otra parte, le trae sin cuidado incordiar con sus opiniones -plasma negro sobre blanco sus obsesiones como el judaísmo o la terapia psicológica del mismo modo que antes lo había hecho en película-, decepcionar con sus gustos -algún cinéfilo necesitará oxígeno al leer que ni le parecen divertidas "Con faldas y a lo loco" o "La fiera de mi niña" ni soporta "Vértigo" de Hitchcock-, o burlarse (desde la complicidad sobreentendida) de los propios seres queridos, especialmente de sus padres a los que retrata como una pareja en discusión permanente. Porque si algo no podía faltar es el humor que impregna cada página del libro con observaciones brillantes que abundan en el pesimismo y la autoflagelación y que pueden entenderse como un guiño a las réplicas oídas en sus películas. En definitiva, "A propósito de nada" es el resultado de una vida plena de alguien que, huyendo de la realidad, ha chocado con la versión más cruda de ella y que para hacerle frente se ha servido de su humor innato y de un pesimismo balsámico.
Eduardo Hojman es el traductor, ademas es editor, periodista y escritor argentino, reside en Barcelona desde 2002. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires, trabajó como editor de ficción extranjera en la sede local de Emecé, donde creó la recodada colección Narradores Actuales, que dio a conocer en los años 1990 títulos de Hunter S. Thompson, Siri Hustvedt, Martin Amis, Colm Tóibín, Ethan Canin y Lorrie Moore, entre muchos otros autores hoy consagrados. 

A PROPÓSITO DE NADA. AUTOBIOGRAFÍA - WOODY ALLEN - ALIANZA EDITORIAL

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Desde que se anunció la publicación de la autobiografía de Woody Allen, "A propósito de nada" se convirtió, ya para el futuro, en uno de los títulos imprescindibles, de cabecera, de la bibliografía cinematográfica: la vida, relatada por él mismo, de uno de los cineastas norteamericanos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, muchas veces considerado como un genio. Aquí Allen se ve obligado a utilizar casi un tercio del contenido en defenderse vehemente, y de forma pormenorizada, de la acusación popular de abuso sexual que ha enturbiado su existencia durante los últimos treinta años, por más que la investigación policial ya decretara en su momento la inocencia del cineasta. Especialmente regocijante para él (y para el lector interesado en la época) se presenta su crónica del Nueva York de los cuarenta y cincuenta, el deambular por Manhattan, la reivindicación, frente a la realidad, de la fantasía proporcionada por el cine clásico, la devoción por bellas melodías de una elegancia perdida y por espectáculos que jamás volverán. El texto rebosa de referencias culturales locales y añejas y, por ello, eso sí, habría sido útil un mayor número de notas del traductor que enriquecieran la lectura de la edición en español. Más allá del orden cronológico de los hechos biográficos -su experiencia como guionista televisivo, monologuista y por último director de cine (con un breve repaso a cada uno de sus filmes, incluido "Rifkin's Festival", todavía por estrenar)-, Allen se permite la libertad de incluir digresiones propias de quien no le importa la ortodoxia. Por otra parte, le trae sin cuidado incordiar con sus opiniones -plasma negro sobre blanco sus obsesiones como el judaísmo o la terapia psicológica del mismo modo que antes lo había hecho en película-, decepcionar con sus gustos -algún cinéfilo necesitará oxígeno al leer que ni le parecen divertidas "Con faldas y a lo loco" o "La fiera de mi niña" ni soporta "Vértigo" de Hitchcock-, o burlarse (desde la complicidad sobreentendida) de los propios seres queridos, especialmente de sus padres a los que retrata como una pareja en discusión permanente. Porque si algo no podía faltar es el humor que impregna cada página del libro con observaciones brillantes que abundan en el pesimismo y la autoflagelación y que pueden entenderse como un guiño a las réplicas oídas en sus películas. En definitiva, "A propósito de nada" es el resultado de una vida plena de alguien que, huyendo de la realidad, ha chocado con la versión más cruda de ella y que para hacerle frente se ha servido de su humor innato y de un pesimismo balsámico.
Eduardo Hojman es el traductor, ademas es editor, periodista y escritor argentino, reside en Barcelona desde 2002. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires, trabajó como editor de ficción extranjera en la sede local de Emecé, donde creó la recodada colección Narradores Actuales, que dio a conocer en los años 1990 títulos de Hunter S. Thompson, Siri Hustvedt, Martin Amis, Colm Tóibín, Ethan Canin y Lorrie Moore, entre muchos otros autores hoy consagrados.